Por: Salomé Torres González | Profesora y Jefe de Estudio del Centro DonQuijote Puerto de la Cruz

Hace como diez años todo el mundo hablaba de la aldea global, del desarrollo de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías. La globalización creó un contexto ideal para el intercambio comercial y financiero, se suprimieron aranceles y se firmaron acuerdos comerciales, todo lo cual produjo un enorme optimismo basado en la creencia de que la competencia nos abriría la puerta a mejores productos y a mejores precios. De pronto tuvimos acceso a información de primera mano desde cualquier punto del mundo, viajábamos por todo el planeta a precios muy asequibles y luego llegó la apertura del mercado laboral y la educación: nuestro ecosistema ya no era nuestra ciudad, ni siquiera nuestro país. Se abrió a las clases medias la posibilidad de viajar, estudiar o trabajar en cualquier lugar del mundo; mi hija, sin ir más lejos, pasó un año trabajando en Tailandia al terminar el bachillerato como ayudante en prácticas antes de empezar la universidad. Trabajó durante un año en un colegio-internado con sistema británico junto a otros doce jóvenes de todo el mundo, ella era la única que tenía el español como lengua materna, todo su entorno era anglófono, ¡con tan solo 18 años! En mis tiempos algo así hubiera sido simplemente un sueño.

Los jóvenes de hoy hablan inglés con absoluta naturalidad incluso antes de entrar en la adolescencia. Y ya no se conforman con una lengua extranjera, tienen claro que en muchas profesiones necesitarán una segunda y una tercera. Formarse, estudiar y aprender idiomas es hoy la mejor inversión que podemos hacer. De hecho, la educación ha sido un sector que ha seguido creciendo durante la crisis; se dice que los padres podemos quitarnos de comer por nuestros hijos, pero no vamos a escatimar un solo euro en su educación.

Dentro de la educación un sector absolutamente pujante es el de la enseñanza de lenguas extranjeras y dentro de ésta el español es la lengua que más ha crecido, ya que mientras el mercado de la enseñanza de inglés se ha estancado ligeramente dado que ya era la lengua hegemónica, el español ha seguido encontrando nuevos mercados: si en los primeros años (por los 80) el mercado era la Europa de nuestro entorno, en los 90 se extendió a toda Europa, Japón y Estados Unidos, en los primeros años de nuestro nuevo siglo se abrió el mercado de Europa del Este y Brasil y en la década actual el mercado chino es un mundo de apariencia infinita. ¿Qué será lo próximo? ¿El sureste asiático? ¿África? No lo sabemos; lo que sabemos es que el número sigue creciendo; hay oportunidades que se abren continuamente para quienes quieran emprender con un coste relativamente bajo. No solo están los centros más institucionalizados (en el Puerto de la Cruz hay dos asociados al Instituto Cervantes), sino también las pequeñas academias, las familias que alojan estudiantes, los profesores que ofrecen clases en línea (por Skype y plataformas similares), las empresas que se ocupan de intercambios y alojamientos para estudiantes, los profesores que alojan a su alumno en su casa para instruirle por medio de la convivencia cotidiana además de las clases… Pero además de este tipo de productos todavía hay espacio para nuevos sectores más especializados: cada vez es más frecuente en todo el mundo que los alumnos de secundaria estudien una semana es el país donde se habla esa lengua (obligatorio en el currículo de Italia y de muchos colegios de Gran Bretaña) y los campamentos de verano también en secundaria  Otras áreas de negocio son el español combinado con perfiles profesionales: español para sanidad, español para deportistas, español para negocios, español para juristas, etc. También áreas con perfiles más personales: un centro de español donde personas del colectivo LGTB puedan sentirse cómodas y expresarse en total libertad, solteros, senderistas, artistas, en fin, multitud de posibilidades que quizá nadie haya pensado nunca y que puedan ofrecer una salida profesional.

Puede que sea duro, pero les prometo que profesionalmente es muy interesante y personalmente es muy enriquecedor, un trabajo fascinante del que uno no se cansa nunca, en el que siempre aprende y que además permite influir en nuestro entorno mejorando la comprensión intercultural, culturizando y diversificando nuestra economía, demasiado centrada en el sol y la playa. n

Salomé Torres es Jefa de Estudios y profesora del centro DonQuijote en Puerto de la Cruz desde el año 2000, que forma parte de Ideal Education Group, el primer grupo privado de enseñanza en el mundo, en número de alumnos, de Español como Lengua Extranjera (ELE)